Hola, mi nombre es Eugenio, un recién titulado en periodismo cargado de ilusiones, sueños y muchas esperanzas para la que yo considero la mejor profesión del mundo.
Este pequeño blog, que he decido crear, será mi lugar donde desarrollar todas mis inquietudes y contárselas al mundo. Cuando comencé a estudiar jamás imaginé tener la oportunidad de escribir lo que yo deseaba en otro lugar que no fuesen mis diarios y cartas, ahora puedo encontrar la manera de buscar mi camino lejos de la soledad, compartir mis pensamientos, mis gustos y quizás alguno pueda ser compartido por aquellos que decidan entrar a este blog.
En mi primer artículo me gustaría tener como protagonista a una personalidad de la que muchos han dicho que “ha cambiado la historia del país más poderoso del mundo”: Barack Obama. Un personaje que entraba en la escena americana cansada de las políticas bélicas y la grandes hazañas imperialistas de su presidente republicano. Es para muchos la esperanza de un país que aspira a una soñada transformación. Pero yo me pregunto, ¿qué hay de cierto en el papel que representa?; ¿Realmente Obama supondrá el cambio en los Estados Unidos?, ¿Se ha auto convencido la sociedad americana de que necesitaban a un hombre como él? O por el contrario ¿los medios le han hecho la campaña más edulcorada de la historia?
Todo comenzó como un sueño; el 10 de febrero de 2007, Obama anunció su candidatura para la presidencia de los Estados Unidos frente al antiguo edificio del capitolio estatal en Springfield, Illinois. La elección de esta ubicación para su anuncio fue simbólica, debido a que también fue el lugar donde Abraham Lincoln pronunció su histórico discurso “Casa dividida” en 1858. A través de su campaña hizo énfasis en los asuntos concernientes a concluir con la guerra de Irak, aumentar la independencia energética, proveer asistencia sanitaria universal, e identificó a estos temas como sus principales prioridades. Pero en la lucha por su objetivo: la Casa Blanca se encontró con un hueso duro de roer, la ex primera dama Hillary Clinton con la cual tuvo una durísima puja por conseguir la candidatura demócrata para acceder al cargo político más importante del mundo. Pero al final lo consiguió, se alzo con la victoria y el resto ya lo sabéis, una campaña de las más mediáticas, como le gusta a los Estados Unidos, con grandes espectáculos televisivos, con muchos debates para envidia de todos y con dos candidatos que intentaron poner todas sus armas para que en la noche más esperada todo saliese lo mejor posible.
Y el examen final llegó. El pasado 4 de noviembre pasará a la historia por ser una de las fechas más esperadas por todos. Más de 150 millones de americanos estaban llamados a las urnas para dar un rumbo nuevo al destino de su país y los 6.000 millones de habitantes del resto del mundo estábamos expectantes, pendientes de saber que es lo que los americanos iban a decidir como si de eso dependiera nuestro futuro, (¿es que depende del presidente de los Estados Unidos nuestro futuro?). Es increíble la fuerza magnética de este país. Decenas de televisiones se gastaron millonadas para ser las que mejor cubrían el acontecimiento más vivo de la democracia americana y ahí están las audiencias; en nuestro país a pesar del cambio horario, casi medio millón de españoles seguía la noche electoral americana y trasnocharon para ver convertido al candidato demócrata en el primer presidente afro americano de la historia además de ser el más votado de cuantos candidatos a tenido la Casa Blanca a lo largo de su dilatada vida.
“El sueño americano regresa”, muchos periodistas han utilizado esta expresión para definir lo que este hombre ha supuesto para la sociedad americana. Obama tiene una durísima labor a la que enfrentarse: saber responder a las expectativas creadas, saber atenderlas y en la medida de sus posibilidades no decepcionar a una sociedad que le ha dado todo. Hay que recordar que unido a su histórica victoria como presidente electo, se unen las mayorías logradas tanto en el congreso como en el senado por parte del partido demócrata.
Obama asumió una gran responsabilidad tiene todas las herramientas para triunfar y no tendrá excusa para fracasar.
