La pastilla para ese “polvete” despistado

Si de algo podríamos caracterizar a este nuevo gobierno de la segunda legislatura de Zapatero, es de tener unos ministros que no paran de “trabajar” y de sorprender a los ciudadanos con propuestas que buscan mejorar la calidad de vida de la sociedad.

Inmersos en la futura reforma de la Ley del Aborto y con las primeras polémicas encima de la mesa, la ministra de igualdad y la ministra de sanidad saltan a la palestra con una medida más que polémica. Ya lo habrán leído ayer en el blog, en tan solo tres meses las niñas y no tan niñas de este país podrán adquirir, sin ningún tipo de control médico, la pastilla del día después. Todas las farmacias la dispensaran sin restricciones, eso sí, deja de ser gratuita y tendrá un coste de 18 euros.

Analizar una medida como esta es algo más que complicado; cuando se suelen hablar de estos temas se suele centrar el debate en lo progresistas o carcas de los planteamientos, pero este caso es demasiado transversal, toca muchos temas y aquí hablar de ideologías no seria coherente. Con esta medida, en mi opinión, ocurren varias cosas: se ofrece a la juventud de este país la posibilidad de adquirir un medicamento sin control facultativo y sin saber, por tanto, las consecuencias medicas que se pueden producir; se privatiza un servicio que hasta ahora estaba controlado por los centros de planificación familiar donde existía cierto control medico y, sobre todo, psicológico; se lanza un mensaje indirecto a la juventud de que la píldora del “Día después” es un anticonceptivo cuando no tiene nada que ver, ya que es una carga hormonal importante para las mujeres que se lo administran; y por último, algo que me preocupa y más en la sociedad que vivimos, se pueden proliferar mafias en torno a este medicamento provocando una problemática innecesaria.

He intentado pensar cuáles pueden ser las partes positivas de una medida como esta, pero sinceramente no las encuentro. Creo que debemos preocuparnos por formar y trasmitir unos valores que sirvan para que nuestros jóvenes estén más protegidos y habría que evitar darles facilidades que pueden convertirse en armas de doble filo para ellos.