A los 16 puedo decidir

La nueva ley del aborto ya está aprobada y lista para empezar esa re-actualización de la que tanto se habla y que es la justificación para la reforma de la ley.

Si bien es cierto, vivimos en un país que muchas veces pasa de hablar temas que pueden suscitar determinadas opiniones y reacciones, pero creo que debemos de hacer un ejercicio de responsabilidad social y comprometernos con las cosas que nos suceden para empezar a quitarnos trabas para el desarrollo de nuestra propia sociedad.

La anterior ley no estaba acorde a la realidad del aborto en este país, era una ley de consenso, con una realidad muy concreta y con una sociedad que respetaba al máximo las opiniones diversas y daba tiempo a sus políticos para que las cosas saliesen bien, pero claro era otras épocas y lo bueno, como se suele decir, dura bastante poco. 

La Ley de supuestos estaba obsoleta ya desde hace algunos años, no solo porque aumentaran considerablemente los abortos, sino porque la cultura, las formas de vivir la vida han evolucionado. 

No podemos olvidarnos de ese mercado negro en torno al aborto sobre el cual debe caer todo el peso de la ley y ante el que muchas veces los gobiernos de este país han cerrado los ojos. La nueva Ley nace con esa intención: acercarse a la sociedad, actualizarse y sobre todo, acabar con el mercado clandestino. Objetivos que aún siendo discutibles todos podemos llegar acuerdos, pero la ley no solo reforma aspectos estructurales, entra a fondo en el derecho al aborto, y el aspecto más peliagudo y del que todo el mundo habla es sobre la decisión de que las jóvenes de 16 años puedan abortar sin el permiso de los padres; no lo entiendo francamente, no entiendo como se hace una ley sin analizar como una sociedad puede responder a ella, sin observar cómo es nuestra juventud y cómo puede recibir esta medida.

Me da miedo que a veces la leyes busquen proteger y dar derechos sin que a veces no demos cuenta de que esto puede provocar un sinfín de desencadenantes que se nos pueden escapar de las manos. Vivimos en una sociedad en la que los jóvenes disponen de muy pocos valores, de muy pocas normas y sobre todo de la falta de un referente de autoridad específico ya que nuestro modelo de sociedad muchas veces impide establecer un rol adecuado entre padres e hijos. En mi opinión este apartado de la ley no supone más que una merma de la autoridad de los padres y de decirles a estos cúal es su papel con respecto a sus hijos cuando estos ostentan su responsabilidad, son los que asumen los errores que comenten y los que están ahí para sacarles de cualquier problema…. Pero nuestro gobierno no analiza la situación real sino la que le gustaría tener: unos jóvenes capaces de tomar decisiones maduras; y yo me pregunto sí muchas veces los de 45 no las toman ¿cómo alguien de 16 puede decidir que hace con su cuerpo y tomar una decisión sin el apoyo y el consejo del núcleo más importante: su familia?