El día 24 de enero es el Día Mundial de la Lepra. Esta enfermedad, también conocida como enfermedad de Hansen, ha sido históricamente vista como una patología incurable y humillante. El estigma socio-religioso al que estaban sometidos los leprosos ha hecho que, en muchos casos, los tratamientos para esta enfermedad hayan sido poco tenidos en cuenta. Sin embargo, lo que más han sufrido los enfermos de lepra ha sido la exclusión social. Los leprosarios mantenían apartados a esta “lacra social” para evitar contagios entre la población. Aunque se ha demostrado que esta enfermedad tiene cura, hasta hace relativamente poco tiempo se pensaba que era incurable y que, irremediablemente, podía transmitirse entre la población. Y es que si se trata adecuadamente –parece que la administración oral de Dapsona durante varios años, según el caso, es bastante eficaz– no hay riesgo de contagio.
Las cuarentenas de leprosos son innecesarias, aún así, se siguen realizando en países como India, China, Egipto, Somalia, Tanzania, Vietnam, Brasil, China o Japón. En Europa, el último leprosario tenía nombre español. Se trataba del Sanatorio de Fontilles, situado en la provincia de Alicante. De todas formas, es bueno saber que existe una vacuna contra esta enfermedad. Fue descubierta por Jacinto Convit y sin duda es la mejor manera de prevenir cualquier tipo de contagio. Las autoridades sanitarias, además, insisten en que se debe evitar cualquier contacto físico cercano con personas que tengan esta patología y que no hayan sido sometidas a ningún tipo de tratamiento.
La lepra es una enfermedad producida por la bacteria Mycobacterium leprae y por la bacteria Mycobacterium lepromatosis. En cuanto a su sintomatología cabe destacar dos tipos: el tuberculoide y la lepromatosa. Los enfermos de la primera clase experimentan una fuerte reacción celular que se traduce en un
Fuente: Clavesocial
Etiquetas: lepra´, salud, oms, solidaridad, ayuda humanitaria
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