miércoles, 21 de octubre de 2009

Población srilankesa desplazada atrapada entre el ejército y el inminente monzón


En Sri Lanka 250.000 personas podrían sufrir una catástrofe humanitaria, pues las lluvias del monzón amenazan con inundar los campos de detención de facto donde están recluidas, manifestó el 8 de octubre Amnistía Internacional.

Meses después de que, tras el final del conflicto en esa región, el gobierno de Sri Lanka estableciera varios campos en el distrito de Vavuniya, en el noreste del país, las autoridades siguen sin proporcionar servicios básicos.

Los campos siguen estando superpoblados y carecen de instalaciones higiénicas básicas. Con las fuertes lluvias de septiembre, cascadas de agua empaparon las tiendas y los residentes del campo tuvieron que caminar sobre las aguas residuales desbordadas.

Las personas que viven en estos campos están desesperadas por salir. El gobierno debe garantizar que las personas desplazadas son tratadas con dignidad. Tienen derecho a la protección y deben ser consultadas sobre si desean volver a sus casas o ser reasentadas”, ha declarado Yolanda Foster, experta de Amnistía Internacional en Sri Lanka, que está en contacto con familiares de personas que viven en los campos.

La provisión de protección, asistencia y retorno no es sólo un acto de caridad, sino un derecho básico”, añadió Yolanda Foster.

Una persona que ha huido recientemente del campo de Chettikulam declaró a Amnistía Internacional que algunas mujeres tuvieron que dar a luz delante de extraños, sin privacidad.

“Los campos sólo disponen de personal médico de 9 a 5 —declaró el fugado—, la gente empieza a hacer cola para recibir asistencia médica desde primeras horas de la mañana… ¿Cómo cabe esperar que una embarazada espere horas en una cola? Si la guerra ha terminado, ¿por qué no deja el gobierno que toda esta gente salga?”

Amnistía Internacional también ha recibido informes según los cuales el ejército está bloqueando los intentos de liberación de la administración civil.
Desde que finalizó la guerra en mayo de 2009, las fuerzas de seguridad han sometido a miles de personas detenidas en los campos a procesos de “selección”.

Aunque los procesos de selección son necesarios para garantizar que las personas no pertenecen a los Tigres de Liberación de Eelam Tamil (LTTE), deben aplicarse procedimientos adecuados y no ser utilizados como excusa para el castigo colectivo.

Existen centros de detención separados para aproximadamente 10.000 ex combatientes de los LTTE.

Aunque el gobierno ha difundido ampliamente las últimas liberaciones producidas en los campos, Amnistía Internacional ha recibido informes que indican que muchas de ellas son sólo traslados a otros campos donde las personas desplazadas podrían ser sometidas a nuevos procesos de selección por las autoridades locales.

Amnistía Internacional ha expuesto en ocasiones anteriores su preocupación por la ausencia de una supervisión independiente y de rendición de cuentas en relación con los procesos de selección.

El gobierno de Sri Lanka debe hacer participar a las personas afectadas en los planes de retorno o reasentamiento. Además, debe facilitar la asistencia de organizaciones humanitarias independientes.

“La libertad de circulación es ahora fundamental. La comunidad internacional y el gobierno de Sri Lanka no pueden seguir ignorando las voces de las personas detenidas en los campos, que reclaman que se les permita salir”, ha declarado Yolanda Foster.


Información complementaria
Según cifras del gobierno, los combates entre el ejército de Sri Lanka y los Tigres de Liberación de Eelam Tamil (LTTE) han desplazado a más de 409.000 personas. Al menos 280.000 fueron desplazadas de zonas que estaban bajo control de los LTTE. A partir de marzo de 2009 se produjo una entrada espectacular de personas que huían de los combates y pasaban a las zonas controladas por el gobierno.

Las personas desplazadas, entre las cuales hay al menos 50.000 menores, están alojadas en 41 campos repartidos en cuatro distritos. La mayoría de los afectados están en el distrito de Vavuniya, cuyo mayor campo es Manik Farm.

Cuando el secretario general de la ONU Ban Ki-moon visitó algunos de los campos, el pasado mes de mayo, declaró: "He viajado por todo el mundo y visitado lugares similares, pero esto es con diferencia lo más atroz que he visto."

Aunque se han producido algunos avances en la provisión de necesidades básicas, sigue quedando mucho por hacer en relación con los derechos a la salud, a la alimentación, al agua, a la reunificación familiar y al acceso a los familiares.

Amnistía Internacional ha pedido también al gobierno de Sri Lanka que ponga fin a las restricciones impuestas a la libertad y a la libertad de circulación; que garantice que los campos tienen realmente carácter civil y están administrados por autoridades civiles, y no bajo supervisión militar, y que conceda acceso inmediato y total a organizaciones y observadores nacionales e internacionales, incluidas agencias de ayuda humanitaria, con el fin de que monitoricen la situación y ofrezcan una salvaguardia frente a las violaciones de derechos humanos.

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